ASTRONOMIA ITINERANTE
Si Ud. ha pensado en viajar con su equipo de observación astronómica, esta
pequeña experiencia puede serle de ayuda.
Pero no me refiero a visitar a su compadre que tiene una granja en las
afueras de la ciudad, llevando un pequeño telescopio y un termo de café.
Estoy hablando de desplazar todo un equipo de astrofotografía. Y aqui
viene el cuento.
Recientemente me enteré que en Cubiro, hay un señor, dueño de un hotel,
que es aficcionado a la astronomía y piensa construir un observatorio.
Para los que no lo saben, Cubiro es un pequeño pueblo de montaña, situado
a unos 1600 mts. sobre el nivel del mar y a una hora de viaje de
Barquisimeto.
Animado por la idea de tener otro sitio de observación, con cielos mas
amplios, invité al amigo Felipe, que siempre está dispuesto a
estas cosas, para que me acompañara a visitar ese hotel.
Un día Sábado, despues de preguntar un poco llegamos a la posada.
Conocimos al dueño, un señor muy amable, que al enterarse que también me
llamaba Rafael, de una vez me trató de tocayo y nos pidió que perdonáramos
su poca memoria pues tenía 83 años!!!
Nos llevó al lugar donde construye la cúpula; un entarimado metálico al
cual se llega por una escalera que me pareció insegura. El Sr. Rafael
subió con una agilidad de un jóven de 15 años. Vi a Felipe subir
sujetándose fuertemente del pasamanos y trastabillando un poco. Luego me
confesó que estaba algo gordo. Yo preferí hacerme el loco y quedarme
debajo. Sólo de mirarlos sentí mareos.
Luego nos mostró las habitaciones, limpias, amplias, con una cama "King
Size" y a un precio muy módico. Finalmente, el lugar que me interesaba, el
sitio donde hacer la observación.
Era precisamente, el estacionamiento. Bastante grande, con cielos visibles
en toda su extensión y una hermosa vista al Valle de Quíbor.
El Sr. Rafael puso a mi disposición lo que fuera necesario: mesas, sillas,
etc. Busqué los tomacorriente y ví que el mas cercano distaba unos 25 mts.
Total, tanto Felipe como mi persona, le dimos el visto bueno al sitio y
regresamos a Barquisimeto en horas de la tarde.
Los dias siguientes, los pasé planificando el viaje y anotando todas las
cosas que pudieran hacer falta. Esto es muy importante. Un solo objeto que
falte te puede arruinar el viaje. En mi caso, yo tengo lo que llamo
observatorio en el patio de mi casa. Hay un pedestal fijo, anclado al
piso. Al colocar el telescopio ya queda orientado al norte.
Al lado del pedestal tengo varios tomacorrientes de 110 voltios y varios
conectores que vienen de una batería de 12 voltios de vehículo. Mi
telescopio puede trabajar con pilas de 1.5v, pero me di cuenta que en cada
sesión gastaba 8 pilas alcalinas y ésto me iba a llevar a la ruina. Por
eso uso una alimentación externa.
Fabriqué una extensión de cable de 30 mts. y otra extensión para la
batería del carro. Luego verifiqué que no faltara nada de lo que tenía
anotado.
Preparé las maletas. Una maleta con el telescopio. Este pesa cerca de 15
kgs y yo no soy precisamente un levantador de pesas. Aparte el trípode
metálico, que también es pesado. Una caja plástica con la cámara CCD bien
protegida, adaptadores, filtros, portafiltros, oculares, espejo de angulo
recto, enfocador electrico, Barlow, reductores focales, fuente de poder
para la cámara con diferentes cables, brújula, nivel, etc. etc.
Otra maleta con aparatos mas rústicos como cargadores de batería, baterias
portátiles, fuente de 12 voltios, linternas, unos binoculares y un buen
abrigo.
Finalmente, llegó el dia del viaje. Me acompaña mi mujer. (También invité
a mi hija, pero no pude convencerla. Me dijo que el frío no le gustaba) La
camioneta va llena con los equipos. Por cierto que a última hora, por poco
olvido la computadora portatil.
El Sr. Rafael nos estaba esperando. Nos atiende esplendidamente. El es
dueño del hotel, pero también es el recepcionista, carga las maletas,
maneja el restaurant y lleva el agua a las habitaciones.
Llega la noche y lo inesperado. El cielo está completamente nublado y
parece que va a llover. El Sr. Rafael se preocupa, me pide que saque el
equipo del carro, pero le digo que no vale la pena. Manda a apagar todas
las luces del hotel. Le pido que por favor no lo haga, pero el insiste. A
lo lejos escucho la voz de un niño que grita "mamá se fué la luz" La otra
cosa es que no contaba con un frío tan intenso que el abrigo no es
suficiente. Finalmente, desisto del intento, para tristeza del Sr. Rafael.
Son las 9 de la noche. Invito a mi mujer a llegarnos hasta la plaza
Bolívar a comer cachapas(*) con queso de mano y luego ir a dormir.
En resumen, no hicimos nada de astronomía, pero la pasamos bien.
(*)Cachapa: Especie de tortilla de maiz tierno, típica de Venezuela.
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